Hay cosas que te resistes a dejar ir. Y no sabes bien por qué. Es difícil explicar por qué quieres guardar esa camisa horrible de flores de colores de hace 10 años. Sabes que ya no te queda bien y que ya no se lleva, pero algo hace que seas incapaz a echarla al saco de la ropa para desechar.
Pasa algo similar con las personas. Hay personas que en su momento te aportaron algo, pero que después te han decepcionado varias veces. Sabes que ya están lejos y sabes que probablemente no vuelvas a tener nada en común con ellas. Pero te resistes a pasar página. Crees que en algún momento volverá a resurgir lo que compartías con ellas, que todo volverá a ser genial. Y aunque entornas la página prácticamente todos los días para cambiar de capítulo, algo hace que vuelvas a atrás. Y te quedas eternamente anclado en el mismo punto. Porque eres incapaz a echarlos al saco de personas para desechar.